Dr. Gonzalo Salas Contreras Académico, Universidad Católica del Maule.
El tejido que da lugar a las construcciones históricas en el marco de la historia de la ciencia, va heredando diversas tradiciones, cuyos efectos más relevantes trascienden las épocas a las cuales tributaron. La arquitectura histórica que fue parte de la construcción del presente en un tiempo determinado, va dejando huellas y algunas se elevan a la categoría de hito, creando un diálogo entre presente y futuro, emergiendo diversas comprensiones que se debaten entre el pasado heredado y el presente cuestionado y cuestionador de una época interesada en sus raíces.
¿Y si situados en el presente interrogáramos al pasado? Este último aparece construido cada vez que se lo convoca respondiendo que no hay un único pasado, sino que hay tantos como disparadores interrogantes desde el presente haya 1. Este pasado da lugar a una historia viva, que asombra y deslumbra al reconocer nuevas miradas de fenómenos que se creían ya cesados.
Es importante advertir que muchas tradiciones sufren una incomprensión feroz, ya que el hito crea posibilidades de reflexión aunque también desmantela visiones más profundas y lúcidas respecto a lo ocurrido, confundiendo y a lo menos litigando la lógica de los hechos. En la psicología científica Wilhelm Wundt y lo ‘wundtiano’, son mucho más que el perturbador hito por el cual se conmemora la fundación de nuestra ciencia, asociado al laboratorio de psicología experimental en Leipzig. Sobre Wundt, poco se sabe, poco se escribe y, sin embargo, es uno de los autores más citados, repitiéndose hasta el cansancio el epígrafe de su obra. Por cierto, este texto no es el lugar para develar y analizar dicho hito, lo cual se trabajará en publicaciones futuras. Sin embargo, se debe reparar sobre la figura de Wundt y su rol en la psicología, mismísimo autor que escribió sendos tomos sobre Ética, Fundamentos de Metafísica, Introducción a la Filosofía, Psicología de los Pueblos, Psicología Fisiológica e incluso un recóndito trabajo sobre Hipnotismo y Sugestión, en cuyo prólogo evidenció su preocupación por ser un hombre eminentemente de ciencia y estar abordando esta cuestionada temática. Si bien, Wundt traza que el hipnotismo no tiene la pretensión de constituir el verdadero fondo de la psicología (tal como no la forman el sueño, la manía o el idiotismo provocado por la parálisis) 2, arguye que sí debe ser parte de los laboratorios de las sociedades de psicología, logrando un dominio enriquecedor de conocimientos inesperados.
En Chile, la investigación en historia de la psicología ha logrado avanzar ágilmente su naturalizado proceso de depuración, ya que el inicial sesgo positivista, generó olas de datos, plagados de construcciones que no ostentaban el afán de realizar un análisis social crítico, sino describir y representar algunos momentos relevantes de nuestra historia. Abrieron la puerta los primeros recuentos de Luis Bravo Valdivieso y Manuel Poblete, que con sus importantes artículos entregaron luces y un impulso inicial a los estudios históricos de nuestra disciplina que fueron publicados en la Revista Latinoamericana de Psicología (1969), Revista Chilena de Psicología (1980) y Revista Historia de la Psicología (1995). Sin duda, estos trabajos fueron fuente de inspiración y curiosidad, para seguir relevando información que permitiera en una etapa posterior, incluir análisis más profundos como los realizados por María Inés Winkler, con una clara perspectiva de género o el trabajo de Mariano Ruperthuz, que presenta una amplia articulación del psicoanálisis en Chile desde un prisma culturalista.
Explorando algunos hitos chilenos, se hace apremiante observarlos en contexto, por ejemplo la creación en 1889 del Instituto Pedagógico y el primer programa de pedagogía creado por Georg Schneider, sumado al posterior laboratorio de psicología experimental en la Universidad de Chile fueron pilares importantes en la construcción de la novel psicología científica. Sin embargo, escasamente se ha analizado el embrujamiento alemán 3, presentado por Eduardo de la Barra, para exhibir el disenso del discurso hegemónico. De la Barra sostiene que ‘los profesores alemanes no eran buenos’, caracterizando a quienes llegaron a nuestro país a enseñar ciencias como ‘maestros de pacotilla’ y que escasamente habrían aportado a la cultura y ciencia chilena, aunque sí reconoce el aporte de Schneider como uno de los menos objetables en materias científicas, referente diferente a la camada de foráneos.
De la mano con el aporte alemán, existió el aporte francés para lo cual Luis Tirapegui edificó el inicio de las mediciones de la inteligencia en el país. El trazo de Binet, fue tinta y pluma para que los niños chilenos fueran evaluados con sus categorías desde 1925. Este expediente alzó a la psicología francesa a gran escala y fue un dogma incuestionable en esta época. A partir de este hito surgen diversas preguntas ¿cómo fue que Tirapegui hizo recepción de la obra de Binet? ¿Con que fines el Ministerio de Instrucción Pública validó y patrocinó las mediciones de inteligencia? ¿Cómo las categorías extraídas de las mediciones cambiaron la concepción de la infancia en esa época?, e incluso ¿cómo reaccionó la sociedad chilena frente a esta imposición científica?
Por otra parte, la creación de la carrera de psicología en la Universidad de Chile en el año 1947, que junto al programa de la Universidad Nacional de Colombia son las dos primeras escuelas en el Cono Sur, permiten demarcar líneas de trabajo que observen el desarrollo de la psicología chilena desde aquel momento. El próximo año se conmemoran 70 años desde la creación del Curso Especial de Psicología en la Universidad de Chile y se hace imperativo ir vislumbrando desde el intermezzo para encontrar posibilidades que permitan analizar la historia con un enfoque social más amplio. ¿Cómo ha crecido la psicología chilena desde este hito fundacional? ¿Cómo han variado los planes de formación de psicólogos y en qué momentos se produjeron las principales modificaciones? ¿Mantiene la psicología chilena el liderazgo de mediados del siglo XX en el Cono Sur?, entre muchas otras preguntas que la historia de la psicología puede develar, demarcando espacios y llenando sus propios vacíos para consolidar este campo.
A partir de dichas preguntas, es posible cuestionar que la historia de la psicología en Chile debe enmendar, ya que si bien, el paso por estudios con énfasis positivistas fue necesario, se debe avanzar hacia trabajos con ribetes cada vez más críticos. Hoy es el momento de la historia psi, la Sociedad Chilena de Historia de la Psicología se creó recientemente el año 2014 con una finalidad principalmente científica y de divulgación de conocimientos en la materia. El campo se ha transformado en un terreno fértil que adquiere nuevos rumbos y se enriquece de sus alianzas, como por ejemplo, la colaboración con investigadores de la Red Iberoamericana de Pesquisadores en Historia de la Psicología (RIPeHP) y de otros lugares más alejados del orbe. Asimismo, exige investigación, en este sentido hoy existen dos proyectos Fondecyt de Iniciación. También, se requiere difundir y generar espacios de encuentro, por lo mismo, este año se realizará la V Jornada Chilena de Historia de la Psicología y, se continúa trabajando en la publicación de artículos científicos y libros.
Las condiciones de posibilidad están creadas. Sin embargo, la historia de la psicología tiene hoy un imperativo desde el ethos: los hechos de la psicología no deben pasar desapercibidos, pero no sólo mostrar los hechos, sino aspirar a que la transmisión de la historia revele las problemáticas de su objeto con voces cada vez más significativas. El público que hace de juez, verá como valora el presente y futuro de la historia de la psicología.
1 Rossi, L (1993). Historia y psicología. En: L. Rossi y L. García de Onrubia (Eds.) Para una historia de la psicología (pp. 6-14). Buenos Aires: Lugar Editorial.
2 Wundt, W. (1900). Hipnotismo y sugestión. Estudio crítico. Barcelona: Antonio Roch Editor.
3 De la Barra, E. (1899). El embrujamiento alemán. Santiago: Establecimiento Poligráfico Roma.