Editorial: Depresión en Chile ¿Un asunto de voluntad?

Por Evelyn Hevia J. Académica Facultad de Psicología UAH.

Estamos finalizando este 2017 con un número especial dedicado a la Depresión en Chile. Es fin de año, la atmósfera de celebración nos invita a estar con otros, a conectarnos con la alegría: tiempos para encontrarse, intercambiar regalos, bailar y brindar por la vida, pero ¿qué hacer cuando la invitación de estas fechas no es suficiente para sentirse convocado y animarse a celebrar? ¿Acaso se trata solo de un asunto de voluntad para conectarse con el tono emotivo festivo que nos (im)ponen estas fechas?

La pregunta del título de este número tiene por objeto interrogar la creencia social que el paciente con diagnóstico de depresión “tiene mala voluntad o no pone de su parte para sentirse mejor o estar más animado”, reconociendo, al mismo tiempo, el lugar de la voluntad en el abordaje de la depresión en Chile. Porque la depresión no se trata de un asunto de buena o mala voluntad del paciente, sino más bien de voluntad política: este es un asunto del cual hay que ocuparse y hay que hacerlo de manera seria, destinando recursos, generando políticas de prevención y aumentando la inversión en salud pública para mejorar el acceso y calidad de los tratamientos.

Referirse a la situación de la salud mental y al diagnóstico de depresión en Chile, ya resulta desalentador. Según cifras que entrega el Instituto Milenio para la Investigación en Depresión y Personalidad (MIDAP), en nuestro país hay una prevalencia del 17,2% de la población en general con este diagnóstico y si nos referimos solo a la población femenina la cifra llega a un 25,7% (1).

Se trata de una prevalencia que está por encima del promedio mundial y que resulta preocupante, sobre todo por los altos costos que tiene la salud mental en Chile, lo que complejiza más el escenario. Pero hablar de depresión implica hablar de salud mental y con esto no solo nos referimos al acceso y calidad de la prevención y tratamiento, significa también pensarnos como sociedad, preguntarnos por las formas de vida que estamos llevando y cómo ellas nos llevan, por ejemplo, a desarrollar una excesiva conectividad, pero una escasa conexión social de calidad. La depresión involucra aislamiento, como causa y efecto a la vez.

En el número 29 de este Psicología Hoy, tres académicas de nuestra Facultad abordan la situación de la salud mental y, en particular de la depresión, desde tres enfoques distintos: clínico, neuropsicológico y comunitario. El primer artículo escrito por Paula Dagnino se titula: “Depresión ¿quién es el paciente?”, ofrece una panorámica sobre la temática, entregando evidencias sobre los perfiles de los pacientes con diagnóstico de depresión y sus posibilidades de tratamiento clínico. El segundo artículo, escrito por Teresa Parrao se titula: “Depresión y trastornos cognitivos en la tercera edad”, nos pone frente a uno de los grandes desafíos que tenemos como sociedad, debido al creciente envejecimiento de la población en nuestro país, y la estrecha relación entre depresión y la aparición de trastornos cognitivos en los adultos mayores, tales como la demencia. Por último, Andrea Jaramillo, escribe el artículo titulado: “Depresión y Comunidad”, refiriéndose a la importancia de fortalecer los vínculos sociales y comunitarios como factores protectores de la salud mental.

Con este Psicología Hoy número 29, cerramos nuestras tres publicaciones del año 2017, esperando haber contribuido a generar diálogos con quienes están interesados en distintas temáticas contemporáneas frente a las cuales desde nuestra experticia y diversidad disciplinar podemos ser un aporte para el debate social.


Referencias:

(1) Instituto Milenio para la Investigación en Depresión y Personalidad,
ver www.midap.org. Consultado el 10 de diciembre de 2017.