El mes del orgullo y el conocimiento científico
Hasta 1973, la homosexualidad fue eliminada del Manual Diagnóstico de Trastornos Mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría. No existía evidencia científica que permitiera sostener lo contrario. Este hecho facilitó que décadas después, la homosexualidad y la transexualidad se eliminaran como trastornos mentales de la Clasificación de Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud.
El proceso de despatologización transformó la producción del conocimiento. Hasta su despatologización, los esfuerzos científicos tenían como objetivo comprender el origen de la diversidad sexual y de género. Sin embargo, luego de la despatologización, los esfuerzos se han enfocado en comprender los procesos psicológicos y sociales a la base de la homofobia y la transfobia. Gracias a los avances de la ciencia, hoy sabemos que las personas de la diversidad sexual y de género no están enfermas, pero que el prejuicio y la discriminación sí pueden afectar gravemente la salud mental de esta población. La evidencia actual demuestra de forma contundente que nuestros procesos cognitivos y emocionales se desarrollan en contextos socioculturales específicos. En palabras sencillas, si es que hemos crecido en una sociedad homofóbica y transfóbica, es muy probable que todas las personas, en mayor o menor medida, tengamos prejuicios hacia la diversidad sexual y de género. Los prejuicios nos hacen sentir emociones de rechazo y eventualmente discriminar. La exposición crónica y constante a eventos de rechazo y discriminación es precisamente lo que puede provocar altos niveles de padecimiento psicológico en las personas de la diversidad sexual y de género. ¿Qué nos permite concluir todo esto? Desde mi perspectiva, que luchar contra el prejuicio y la discriminación no sólo es una tarea activista, sino que también de las personas que nos dedicamos a la investigación científica y la docencia. En base a la evidencia, considero que también es nuestra responsabilidad crear una sociedad en que todos y todas podemos desarrollarnos libremente, independientemente de nuestra orientación sexual e identidad género.