Directora Postítulo familias y parejas analiza las razones por las que las personas temen decir que no en The Clinic

Para algunas personas decir que ‘no’ puede volverse un sufrimiento, acostumbrados constantemente a aceptar lo que se les pide. Pese a que, en el fondo, siempre quisieron negarse.

Más que una anécdota, de sentirse presionado una que otra vez, este puede ser un problema que para muchas personas, indiscutiblemente, les cuesta decir el monosílabo.

El decir que ‘no’, según Adriana Fernández, psicóloga de la Universidad Alberto Hurtado, “es una habilidad personal, porque tiene que ver con lo que la persona se conoce, conoce sus límites, es capaz de respetar sus sentimientos y sus pensamientos, y de ser asertiva en el ambiente social“.

En este sentido, de acuerdo a Paula Errázuriz, académica de la Escuela de Psicología de la Universidad Católica, el componente social tiene que ver con el “establecer límites saludables en las distintas relaciones interpersonales, ya sea en la familia, con los hijos, con la pareja, en el trabajo y en la comunidad en general”.

¿Cómo es una persona que no dice que ‘no’?

Existen distintas razones por la que a una persona le puede resultar difícil negarse a las peticiones o demandas de otros. Una de ellas es la baja autoestima.

“Las personas con baja autoestima pueden sentir que no merecen cuidar sus propias necesidades o que se puedan cumplir sus propios deseos, por lo que priorizan la necesidad y los deseos de los demás en detrimento de las propias”, describe Errázuriz, también cofundadora de la Fundación PsiConecta.

“También el miedo al conflicto, el temor a decir que ‘no’ y que esto traiga un conflicto, y que eso pueda dañar las relaciones con otros. Puede llevar a algunas personas a acceder a peticiones con las que no están de acuerdo”, agrega.

Ambas características anteriores también están relacionadas con la necesidad de aprobación, ya que no les basta la aceptación propia y también pueden tener dificultades para expresar su opinión y sus deseos, ya que estos pueden ser contrarios a los demás por un temor al rechazo.

Fernández coincide que tiene que ver con la autoestima, ya que esto tiene que ver con cuánto se conoce un individuo y la valoración que tienen de sí mismas, así como la de sus emociones y sentimientos.

“Probablemente, les cuesta decir que ‘no’, porque creen que el otro los va a valorar menos, no los va a apreciar, van a perder una amistad o van a considerar que no son capaces de hacer algo. Y ahí se centra en esta idea como negativa o pesimista de sí mismo, como que el otro no va a valorar lo que yo hago, lo que yo puedo hacer o lo que yo puedo decir. O también el otro va a dejar de quererme si yo le digo que ‘no’, si le pongo límites, se va a distanciar de mí y puede sentir que va a perder un afecto“, sostiene.

Aprendiendo a pronunciar “no”

Aprender a negar puede ser un proceso. La profesional de psicología de la UC explica “que es importante tratar de observar qué ocurre cuando se quiere decir que ‘no’, qué es lo que emerge en términos de emociones, de temores, cuáles son los pensamientos automáticos que surgen. Ver si eso ayuda en algo a poder ir aprendiendo a poner ciertos límites para poder también dar importancia a los propios deseos y necesidades”.

Añade que esto, en un inicio, se puede tratar individualmente, con la ayuda de personas cercanas, pero si no hay una modificación en la conducta y traspasa los límites saludables, es importante recurrir a la ayuda de un psicólogo y que a través de psicoterapia se pueda ir a la raíz del problema, como por ejemplo, la autoestima o la autoconfianza.

Por su parte, la psicóloga de la UAH, señala que sería importante que la persona “conozca cuáles son sus límites, que pueda hacer, incluso, un listado de las cosas que no le gusta hacer, a las que dice sí frecuentemente, para que se ponga como tarea empezar a decir que ‘no’ a un par de cosas, de a poco, que pida apoyo, con los amigos, con los conocidos, que les cuente de este problema”.

Incluso, indica que es bueno decirle a las personas con que se trabaja “a mí me cuesta mucho decir que ‘no‘” y, en ese sentido, pedirle que no insistan cuando les piden algo.

Lee la nota también en The Clinic.

Directora Postítulo familias y parejas analiza las razones por las que las personas temen decir que no en The Clinic

Para algunas personas decir que ‘no’ puede volverse un sufrimiento, acostumbrados constantemente a aceptar lo que se les pide. Pese a que, en el fondo, siempre quisieron negarse.

Más que una anécdota, de sentirse presionado una que otra vez, este puede ser un problema que para muchas personas, indiscutiblemente, les cuesta decir el monosílabo.

El decir que ‘no’, según Adriana Fernández, psicóloga de la Universidad Alberto Hurtado, “es una habilidad personal, porque tiene que ver con lo que la persona se conoce, conoce sus límites, es capaz de respetar sus sentimientos y sus pensamientos, y de ser asertiva en el ambiente social“.

En este sentido, de acuerdo a Paula Errázuriz, académica de la Escuela de Psicología de la Universidad Católica, el componente social tiene que ver con el “establecer límites saludables en las distintas relaciones interpersonales, ya sea en la familia, con los hijos, con la pareja, en el trabajo y en la comunidad en general”.

¿Cómo es una persona que no dice que ‘no’?

Existen distintas razones por la que a una persona le puede resultar difícil negarse a las peticiones o demandas de otros. Una de ellas es la baja autoestima.

“Las personas con baja autoestima pueden sentir que no merecen cuidar sus propias necesidades o que se puedan cumplir sus propios deseos, por lo que priorizan la necesidad y los deseos de los demás en detrimento de las propias”, describe Errázuriz, también cofundadora de la Fundación PsiConecta.

“También el miedo al conflicto, el temor a decir que ‘no’ y que esto traiga un conflicto, y que eso pueda dañar las relaciones con otros. Puede llevar a algunas personas a acceder a peticiones con las que no están de acuerdo”, agrega.

Ambas características anteriores también están relacionadas con la necesidad de aprobación, ya que no les basta la aceptación propia y también pueden tener dificultades para expresar su opinión y sus deseos, ya que estos pueden ser contrarios a los demás por un temor al rechazo.

Fernández coincide que tiene que ver con la autoestima, ya que esto tiene que ver con cuánto se conoce un individuo y la valoración que tienen de sí mismas, así como la de sus emociones y sentimientos.

“Probablemente, les cuesta decir que ‘no’, porque creen que el otro los va a valorar menos, no los va a apreciar, van a perder una amistad o van a considerar que no son capaces de hacer algo. Y ahí se centra en esta idea como negativa o pesimista de sí mismo, como que el otro no va a valorar lo que yo hago, lo que yo puedo hacer o lo que yo puedo decir. O también el otro va a dejar de quererme si yo le digo que ‘no’, si le pongo límites, se va a distanciar de mí y puede sentir que va a perder un afecto“, sostiene.

Aprendiendo a pronunciar “no”

Aprender a negar puede ser un proceso. La profesional de psicología de la UC explica “que es importante tratar de observar qué ocurre cuando se quiere decir que ‘no’, qué es lo que emerge en términos de emociones, de temores, cuáles son los pensamientos automáticos que surgen. Ver si eso ayuda en algo a poder ir aprendiendo a poner ciertos límites para poder también dar importancia a los propios deseos y necesidades”.

Añade que esto, en un inicio, se puede tratar individualmente, con la ayuda de personas cercanas, pero si no hay una modificación en la conducta y traspasa los límites saludables, es importante recurrir a la ayuda de un psicólogo y que a través de psicoterapia se pueda ir a la raíz del problema, como por ejemplo, la autoestima o la autoconfianza.

Por su parte, la psicóloga de la UAH, señala que sería importante que la persona “conozca cuáles son sus límites, que pueda hacer, incluso, un listado de las cosas que no le gusta hacer, a las que dice sí frecuentemente, para que se ponga como tarea empezar a decir que ‘no’ a un par de cosas, de a poco, que pida apoyo, con los amigos, con los conocidos, que les cuente de este problema”.

Incluso, indica que es bueno decirle a las personas con que se trabaja “a mí me cuesta mucho decir que ‘no‘” y, en ese sentido, pedirle que no insistan cuando les piden algo.

Lee la nota también en The Clinic.