Alejandra Energici: “Tenemos claro que nos falta enseñar con una perspectiva que sea más sensible al género”

Luego de la toma feminista que se instaló la agenda nacional hace unos meses, la Universidad Alberto Hurtado se comprometió a instaurar una política de género que recogiera las demandas y solicitudes de las estudiantes. Uno de los hitos que marca este trayecto hacia una institucionalidad más sensible a estos temas, ha sido la Jornada Multiestamental de Género, que se realizó en la Facultad de Psicología, cuyo objetivo fue levantar los puntos que incorporará esta política. Según la Académica de la Facultad de Psicología, Alejandra Energici, esta facultad tiene ya camino avanzado, y estima que, a pesar de que aún hay elementos a definir e implementar respecto de la docencia, hay un espacio en el cual se pueden instalar estas inquietudes que permitirá trazar los lineamientos de este proceso.

 

– El movimiento feminista impulsado por las estudiantes ha sido recepcionado de distintas maneras en las instituciones educacionales. ¿Cómo surge la idea de aunarse como Académicas y acoger la iniciativa?

Surgió en el contexto de la toma, no con posicionarse respecto de ella, porque habían posiciones bien distintas dentro de las Académicas, pero sí había una necesidad de pronunciarse respecto de la demanda, y en la demanda había bastante acuerdo. Esa fue la iniciativa, organizarnos, escribir una carta y así empezó, con la carta que firmaron 174 Académicos, principalmente mujeres.

Hicimos reuniones entre el cuerpo docente y la idea era convocar a todos, Académicos y trabajadores. También se hicieron -lo que fue el trabajo más grande-, reuniones por Facultades y por unidades. En esta instancia la idea era levantar los temas que nos preocupaban, y en general hubo coincidencias. Así fue como se definieron los temas de la jornada, porque si bien hay un acuerdo bien tácito y básico de que hay una demanda de género que hacer, la pregunta es con qué se llena esa demanda, que es lo mismo que le pasa a la universidad respecto de la política: qué debería ir, cuáles son los problemas que debería enfrentar, de qué se quiere hablar, etc.

En este proceso se constatan cuestiones que son de orden estructural, a nivel de reglamentos, que tienen que ver con las normas de la universidad, de qué manera ésta es estructural e institucionalmente sensible al género, a cosas culturales, como comentarios o percepciones, que no son tan fáciles de poner sobre papel porque son cuestiones que no tenemos muchas veces consideradas como no deseables o machistas, lo que antes era un chiste hoy es un comentario sexista.

– Se han realizado reuniones entre las Académicas, ¿qué pasos han dado hasta ahora y qué es lo que viene?

Se realizaron dos reuniones en las que se llamó a la participación tanto del cuerpo docente como de los trabajadores de la Facultad, una que fue auto convocada de la cual salió la carta, después se hizo otra que no fue sólo de Académicas, ya que también participaron Académicos, en la que nos organizamos. Todo el levantamiento de información para la jornada surgió de reuniones académicas por facultades y departamentos, y luego esa información se envió a un comité relativamente centralizado que era el que estaba organizando la jornada.

Ahora lo que viene es sistematizar. Ya hay una reunión que se convocó para revisar lo que se conversó en la jornada y ver cómo seguimos. La reunión es multiestamental, hay decanos, académicos, vicerrectores, representantes de los estudiantes y de los trabajadores, y queremos organizar todo lo que surgió en la jornada y cómo desde ahí se arma la política de género, porque la idea de la actividad era ver cómo se llena la política de género que se comprometió.

– ¿Cuál es el rol que tiene el mundo académico en el movimiento feminista y la agenda de género?

Es mucho lo que tiene que decir el mundo académico desde muchos lugares. La violencia de género y la violencia sexista en general tienden a pasar desapercibida, entonces el mundo académico tiene mucho que explicar sobre por qué estas prácticas no son deseables, porque no es obvio. Segundo, tenemos un rol formativo importante y en creación de conocimiento. Hay carreras ampliamente feminizadas y carreras masculinizadas. Nosotros obviamente no somos los productores de esas desigualdades pero sí reproducimos esas diferencias, entonces hay que hacerse cargo de eso  formativamente. No es tan claro, ya que si uno pensara en carreras como educación parvularia, no solamente tiene que ver con fomentar que entren más hombres a la carrera, que me parecería una agenda súper relevante, sino que también argumentar porqué disciplinarmente se tienen que tener hombres, qué impacto tiene en los niños que los cuiden hombres además de mujeres. Hay que pensar en todo el circuito, entonces no es fácil pensar qué rol tiene la universidad porque tiene un rol formativo, y ese rol tiene que ver con cómo producimos conocimiento, cómo problematizamos ciertas cosas y cómo instalamos una agenda nacional y pública.

– ¿Cuál crees que es el mayor desafío al que nos enfrentamos como sociedad chilena en este tema?

El mayor desafío es lograr que sea un tema, un tema que entendamos que nos afecta a todos. Si bien siempre los levantan las mujeres porque somos los seres que recibimos esa violencia en particular, no implica que no afecte a la totalidad. Creo que hoy en día hay que tematizar pensando en cómo hacerlo de manera que sea un tema de interés público, en el sentido amplio de lo que es público.

– Refiriéndonos a la Facultad de Psicología, ¿dónde enfocarías los esfuerzos para lograr el mayor cambio?

En la facultad creo que tenemos una posición un poco más aventajada que otros, porque tenemos una política, y eso ayuda mucho porque eso  nos permite arreglar una política que ya tenemos, que es distinto a un lugar donde no hay una política explícita. En ese sentido, hay un primer trabajo que hacer que es instalar dentro de los organismos que nosotros ya tenemos, instancias más participativas e instalar el criterio de género como un criterio dentro de los otros criterios con los que se están tomando las decisiones en la facultad. Como facultad tenemos una parte del trabajo adelantado o tenemos cierto espacio dentro del cual ya podemos instalar la agenda de género. Dicho eso, creo que hay que hacer un trabajo importante en el campo de la docencia. Tenemos bien claro que nos falta enseñar con una perspectiva que sea más sensible al género. Nos pasó en algunas comisiones de examen de grado lo ciegos que eran algunos estudiantes en cuestiones de género, y son alumnos que van saliendo. Entonces nos falta pensar cómo integramos esto dentro de la práctica docente, porque no es algo obvio, lo único obvio es que hay que integrarlo pero no sabemos muy bien cómo hacerlo.

– ¿Qué mensaje te gustaría enviarle a quienes han liderado este movimiento y continúan avanzando en esta línea?

El mensaje sería agradecerles, hay un montón de gente trabajando en esto. Este es un trabajo que no tiene reconocimiento más allá de la gratificación que tiene avanzar en esta agenda, avances que además no vamos a ver en mucho tiempo. Yo creo que agradecer y ojalá que seamos muchos para que sea un trabajo que se haga entre todos, porque si cae en manos de unos pocos, se va a diluir.

Alejandra Energici: “Tenemos claro que nos falta enseñar con una perspectiva que sea más sensible al género”

Luego de la toma feminista que se instaló la agenda nacional hace unos meses, la Universidad Alberto Hurtado se comprometió a instaurar una política de género que recogiera las demandas y solicitudes de las estudiantes. Uno de los hitos que marca este trayecto hacia una institucionalidad más sensible a estos temas, ha sido la Jornada Multiestamental de Género, que se realizó en la Facultad de Psicología, cuyo objetivo fue levantar los puntos que incorporará esta política. Según la Académica de la Facultad de Psicología, Alejandra Energici, esta facultad tiene ya camino avanzado, y estima que, a pesar de que aún hay elementos a definir e implementar respecto de la docencia, hay un espacio en el cual se pueden instalar estas inquietudes que permitirá trazar los lineamientos de este proceso.

 

– El movimiento feminista impulsado por las estudiantes ha sido recepcionado de distintas maneras en las instituciones educacionales. ¿Cómo surge la idea de aunarse como Académicas y acoger la iniciativa?

Surgió en el contexto de la toma, no con posicionarse respecto de ella, porque habían posiciones bien distintas dentro de las Académicas, pero sí había una necesidad de pronunciarse respecto de la demanda, y en la demanda había bastante acuerdo. Esa fue la iniciativa, organizarnos, escribir una carta y así empezó, con la carta que firmaron 174 Académicos, principalmente mujeres.

Hicimos reuniones entre el cuerpo docente y la idea era convocar a todos, Académicos y trabajadores. También se hicieron -lo que fue el trabajo más grande-, reuniones por Facultades y por unidades. En esta instancia la idea era levantar los temas que nos preocupaban, y en general hubo coincidencias. Así fue como se definieron los temas de la jornada, porque si bien hay un acuerdo bien tácito y básico de que hay una demanda de género que hacer, la pregunta es con qué se llena esa demanda, que es lo mismo que le pasa a la universidad respecto de la política: qué debería ir, cuáles son los problemas que debería enfrentar, de qué se quiere hablar, etc.

En este proceso se constatan cuestiones que son de orden estructural, a nivel de reglamentos, que tienen que ver con las normas de la universidad, de qué manera ésta es estructural e institucionalmente sensible al género, a cosas culturales, como comentarios o percepciones, que no son tan fáciles de poner sobre papel porque son cuestiones que no tenemos muchas veces consideradas como no deseables o machistas, lo que antes era un chiste hoy es un comentario sexista.

– Se han realizado reuniones entre las Académicas, ¿qué pasos han dado hasta ahora y qué es lo que viene?

Se realizaron dos reuniones en las que se llamó a la participación tanto del cuerpo docente como de los trabajadores de la Facultad, una que fue auto convocada de la cual salió la carta, después se hizo otra que no fue sólo de Académicas, ya que también participaron Académicos, en la que nos organizamos. Todo el levantamiento de información para la jornada surgió de reuniones académicas por facultades y departamentos, y luego esa información se envió a un comité relativamente centralizado que era el que estaba organizando la jornada.

Ahora lo que viene es sistematizar. Ya hay una reunión que se convocó para revisar lo que se conversó en la jornada y ver cómo seguimos. La reunión es multiestamental, hay decanos, académicos, vicerrectores, representantes de los estudiantes y de los trabajadores, y queremos organizar todo lo que surgió en la jornada y cómo desde ahí se arma la política de género, porque la idea de la actividad era ver cómo se llena la política de género que se comprometió.

– ¿Cuál es el rol que tiene el mundo académico en el movimiento feminista y la agenda de género?

Es mucho lo que tiene que decir el mundo académico desde muchos lugares. La violencia de género y la violencia sexista en general tienden a pasar desapercibida, entonces el mundo académico tiene mucho que explicar sobre por qué estas prácticas no son deseables, porque no es obvio. Segundo, tenemos un rol formativo importante y en creación de conocimiento. Hay carreras ampliamente feminizadas y carreras masculinizadas. Nosotros obviamente no somos los productores de esas desigualdades pero sí reproducimos esas diferencias, entonces hay que hacerse cargo de eso  formativamente. No es tan claro, ya que si uno pensara en carreras como educación parvularia, no solamente tiene que ver con fomentar que entren más hombres a la carrera, que me parecería una agenda súper relevante, sino que también argumentar porqué disciplinarmente se tienen que tener hombres, qué impacto tiene en los niños que los cuiden hombres además de mujeres. Hay que pensar en todo el circuito, entonces no es fácil pensar qué rol tiene la universidad porque tiene un rol formativo, y ese rol tiene que ver con cómo producimos conocimiento, cómo problematizamos ciertas cosas y cómo instalamos una agenda nacional y pública.

– ¿Cuál crees que es el mayor desafío al que nos enfrentamos como sociedad chilena en este tema?

El mayor desafío es lograr que sea un tema, un tema que entendamos que nos afecta a todos. Si bien siempre los levantan las mujeres porque somos los seres que recibimos esa violencia en particular, no implica que no afecte a la totalidad. Creo que hoy en día hay que tematizar pensando en cómo hacerlo de manera que sea un tema de interés público, en el sentido amplio de lo que es público.

– Refiriéndonos a la Facultad de Psicología, ¿dónde enfocarías los esfuerzos para lograr el mayor cambio?

En la facultad creo que tenemos una posición un poco más aventajada que otros, porque tenemos una política, y eso ayuda mucho porque eso  nos permite arreglar una política que ya tenemos, que es distinto a un lugar donde no hay una política explícita. En ese sentido, hay un primer trabajo que hacer que es instalar dentro de los organismos que nosotros ya tenemos, instancias más participativas e instalar el criterio de género como un criterio dentro de los otros criterios con los que se están tomando las decisiones en la facultad. Como facultad tenemos una parte del trabajo adelantado o tenemos cierto espacio dentro del cual ya podemos instalar la agenda de género. Dicho eso, creo que hay que hacer un trabajo importante en el campo de la docencia. Tenemos bien claro que nos falta enseñar con una perspectiva que sea más sensible al género. Nos pasó en algunas comisiones de examen de grado lo ciegos que eran algunos estudiantes en cuestiones de género, y son alumnos que van saliendo. Entonces nos falta pensar cómo integramos esto dentro de la práctica docente, porque no es algo obvio, lo único obvio es que hay que integrarlo pero no sabemos muy bien cómo hacerlo.

– ¿Qué mensaje te gustaría enviarle a quienes han liderado este movimiento y continúan avanzando en esta línea?

El mensaje sería agradecerles, hay un montón de gente trabajando en esto. Este es un trabajo que no tiene reconocimiento más allá de la gratificación que tiene avanzar en esta agenda, avances que además no vamos a ver en mucho tiempo. Yo creo que agradecer y ojalá que seamos muchos para que sea un trabajo que se haga entre todos, porque si cae en manos de unos pocos, se va a diluir.