“Etnografías Mínimas II. Del antrodevagos a los caminos de la vida” se titula el libro que el académico colaborador Gerardo Mora, a cargo de la cátedra de Antropología Sociocultural, publicó a fin del 2020 y que reúne 17 etnografías de autoras/es que egresaron de Antropología después del año 2004.
Este miércoles 31 de marzo a las 16:00hrs. presentará virtualmente su publicación de la mano de Ediciones del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural (Ir a evento). A continuación les invitamos a conocer más sobre esta innovadora propuesta editorial en palabras del académico.
¿De qué se trata el libro “Etnografías Mínimas II”?
“Etnografías Mínimas II. Del antrodevagos a los caminos de la vida” reúne 17 etnografías, breves e intensas, de autores que egresaron de Antropología después del año 2004. De esta manera continúa con la tarea iniciada por “Etnografías Mínimas” (Quiroz, 2007), libro que abarcó desde figuras pioneras hasta esa cohorte.
A diferencia del primer volumen, “Etnografías Mínimas II” incorpora contribuciones de Brasil, Bolivia y Argentina. A su vez ha sido organizado en tres secciones: (i) etnografías que contraponen un conocimiento local a la “sociedad occidental” o “dominante”, (ii) las que hacen explícita alguna reflexión metodológica y (iii) las que convierten un viaje profesional en un viaje personal (o viceversa).
Cada capítulo presenta una manera propia de hacer etnografía y de interpretar una experiencia particular. Es un libro que puede ser recorrido como un paraje, con diferentes senderos apenas esbozados. Y que aborda, desde vivencias personales desplegadas a través de un quehacer disciplinar, varios asuntos que nos conmueven como seres humanos: la incertidumbre, el cariño, la voluntad, la precariedad y el entusiasmo.
¿Cómo surge la idea de realizar esta publicación?
Este libro surge con la intención de conmemorar los diez años de la publicación de “Etnografías Mínimas”. Es decir, iba a ser publicado el año 2017.
El editor del primer volumen, Daniel Quiroz, siempre creyó que el proyecto debía continuar y decidió que uno de los autores de ese libro debía tomar la posta y recorrer “el mismo camino” (aunque sabemos que nunca es el mismo). La etnografía más breve fue escrita por Gerardo Mora; se llamaba “Trasnochado y entumido” y relataba, en diez líneas, la experiencia radical de sentirse considerado antropólogo “según los otros”. Las cuatro últimas líneas de su texto son:
Trasnochado y entumido
así me pilló la machi
yo iba por un mate
ella me trató como antropólogo
(Mora, 2007: 193)
Intensa definición que representaba fielmente el llamado hecho cuando solicitamos etnografías mínimas. Gerardo era, sin lugar a duda, la persona adecuada para continuar con el proyecto. Pero al inicio del proceso de edición de “Etnografias Mínimas II”, los capítulos que él había reunido cayeron presa de cierta brujería y le tomó tres años sacarlos de su escondite. Hoy, tal vez justo a tiempo, podemos conocer esta obra en plenitud.
Cuéntame un poco sobre el proceso de materialización del libro, el proceso de recopilación de contenidos, edición y publicación de cada volumen que dio vida a este libro.
Las primeras conversaciones fueron en junio de 2016, con la idea de publicar el libro al año siguiente. Daniel invitó a Gerardo a invitar, quien comenzó por enviar un correo que llamaba a “concurrir con una etnografía breve pero intensa. Un texto comprensivo antes que descriptivo, que exprese una experiencia. Máximo 10 páginas de texto e imágenes en blanco y negro”. Ese correo circuló entre colegas que pensaba estarían haciendo etnografía.
Casi la mitad de los autores comprometidos en la obra pertenecen al Antrodevagos. Así se autodenominó la generación 2004 de egreso de Antropología de la Universidad de Chile. El resto de las contribuciones proviene de redes entretejidas con ese grupo. Por ello la bajada del título: del antrodevagos a los caminos de la vida. Pues, de cierta manera, este libro muestra cómo desde un origen común emanan trayectorias personales y profesionales tan diversas, las cuales se anudan con otras.
Una vez reunidos los diecisiete trabajos que componen la obra, su compilador procedió a organizarlas en categorías emergentes: aquellas contraponen un conocimiento local a conocimiento dominante, las que explicitan reflexiones metodológicas, las que convierten un viaje profesional en un viaje personal (o viceversa), las que desmontan prejuicios, las desacademizadoras, las que involucran la corporalidad y afectividad del autor y, por último, las que incluyen humor. Sólo las tres primeras categorías pasaron a convertirse en secciones o cuerpos del libro, las otras quedaron entreveradas esperando que quien recorra el libro pueda encontrarlas.
Ya durante el invierno del 2020 un borrador del libro fue entregado a la Subdirección Nacional de Patrimonio Cultural Inmaterial. Allí se realizó la etapa final del proceso editorial, donde el antropólogo Gastón Carreño asumió parte importante del trabajo.
El libro fue publicado como parte de la colección de Etnografía. Se constituye así en el sexto volumen de la misma, precedido por “Cordero con luche: Etnografías, poéticas y cuadernos de campo” (Riquelme, Olivares y Quiroz, 2020), “En los caminos del lafkenmapu. Relatos etnográficos desde las costas de la provincia de Arauco (1996-2002)” (Jeria, 2019), “El hielo del relámpago. Otros escritos en Antropología Poética” (Olivares, 2018), “Habitar el desierto. Cuadernos de campo de la puna atacameña (1995-2015)” (Morales, 2018) y “Nuestra humilde posmodernidad. Arqueología del pasado reciente (años 90 y poco después)” (Gallardo, 2018).
Finalmente, te pido compartas una invitación para conocer tu publicación.
La etnografía ha pasado a ser parte irrenunciable de la formación profesional en varias disciplinas. Generalmente se trata de un ramo obligatorio semestral al inicio de la carrera. Hay quienes dirán que un semestre es poco, pero no es tanto una cuestión de tiempo sino de intensidad. La etnografía involucra plenamente a quien investiga. Esa persona no reúne información sobre “otros” bajo el pretexto de aprender de ellos, sino que cambia su propia manera de comprender a dicha alteridad y, de paso, de comprenderse a sí mismo. Se hace trabajo de campo para cumplir con un deber disciplinar. Se enseña etnografía para propiciar, en cada estudiante, su transformación en un profesional.
De esa manera, este libro es una guía y una invitación. No es una guía de cómo se hace etnografía, sino de cómo lo han hecho otros y de cómo se puede hacer, sin acotar las posibilidades. Es una invitación a comprender la etnografía de manera compleja: como descripción, como interpretación, como experiencia de conocimiento, experiencia de sanación y experiencia de transformación.
Por lo mismo, es un libro que puede orientar a estudiantes y docentes, pero también a profesionales de las ciencias sociales en general, e incluso de otras áreas, que estén interesados en conocer la etnografía a través de su quehacer y no desde su definición.
Al reunir diecisiete etnografías, se trata de un libro que puede ser leído como un paseo. Con varias opciones para ir y volver, de alargar la estadía o evitar ciertos lugares. Además, reúne experiencias y reflexiones sobre dilemas humanos que solemos visitar de vez en cuando: la muerte, el juego, la identidad, el dolor o la fe.
Es, por lo tanto, un libro busca incidir en sus lectores tanto por el contenido de sus páginas como por la manera en que se desenvuelvan en las experiencias que tengan en su futuro inmediato.
“Etnografías Mínimas II. Del antrodevagos a los caminos de la vida” se titula el libro que el académico colaborador Gerardo Mora, a cargo de la cátedra de Antropología Sociocultural, publicó a fin del 2020 y que reúne 17 etnografías de autoras/es que egresaron de Antropología después del año 2004.
Este miércoles 31 de marzo a las 16:00hrs. presentará virtualmente su publicación de la mano de Ediciones del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural (Ir a evento). A continuación les invitamos a conocer más sobre esta innovadora propuesta editorial en palabras del académico.
¿De qué se trata el libro “Etnografías Mínimas II”?
“Etnografías Mínimas II. Del antrodevagos a los caminos de la vida” reúne 17 etnografías, breves e intensas, de autores que egresaron de Antropología después del año 2004. De esta manera continúa con la tarea iniciada por “Etnografías Mínimas” (Quiroz, 2007), libro que abarcó desde figuras pioneras hasta esa cohorte.
A diferencia del primer volumen, “Etnografías Mínimas II” incorpora contribuciones de Brasil, Bolivia y Argentina. A su vez ha sido organizado en tres secciones: (i) etnografías que contraponen un conocimiento local a la “sociedad occidental” o “dominante”, (ii) las que hacen explícita alguna reflexión metodológica y (iii) las que convierten un viaje profesional en un viaje personal (o viceversa).
Cada capítulo presenta una manera propia de hacer etnografía y de interpretar una experiencia particular. Es un libro que puede ser recorrido como un paraje, con diferentes senderos apenas esbozados. Y que aborda, desde vivencias personales desplegadas a través de un quehacer disciplinar, varios asuntos que nos conmueven como seres humanos: la incertidumbre, el cariño, la voluntad, la precariedad y el entusiasmo.
¿Cómo surge la idea de realizar esta publicación?
Este libro surge con la intención de conmemorar los diez años de la publicación de “Etnografías Mínimas”. Es decir, iba a ser publicado el año 2017.
El editor del primer volumen, Daniel Quiroz, siempre creyó que el proyecto debía continuar y decidió que uno de los autores de ese libro debía tomar la posta y recorrer “el mismo camino” (aunque sabemos que nunca es el mismo). La etnografía más breve fue escrita por Gerardo Mora; se llamaba “Trasnochado y entumido” y relataba, en diez líneas, la experiencia radical de sentirse considerado antropólogo “según los otros”. Las cuatro últimas líneas de su texto son:
Trasnochado y entumido
así me pilló la machi
yo iba por un mate
ella me trató como antropólogo
(Mora, 2007: 193)
Intensa definición que representaba fielmente el llamado hecho cuando solicitamos etnografías mínimas. Gerardo era, sin lugar a duda, la persona adecuada para continuar con el proyecto. Pero al inicio del proceso de edición de “Etnografias Mínimas II”, los capítulos que él había reunido cayeron presa de cierta brujería y le tomó tres años sacarlos de su escondite. Hoy, tal vez justo a tiempo, podemos conocer esta obra en plenitud.
Cuéntame un poco sobre el proceso de materialización del libro, el proceso de recopilación de contenidos, edición y publicación de cada volumen que dio vida a este libro.
Las primeras conversaciones fueron en junio de 2016, con la idea de publicar el libro al año siguiente. Daniel invitó a Gerardo a invitar, quien comenzó por enviar un correo que llamaba a “concurrir con una etnografía breve pero intensa. Un texto comprensivo antes que descriptivo, que exprese una experiencia. Máximo 10 páginas de texto e imágenes en blanco y negro”. Ese correo circuló entre colegas que pensaba estarían haciendo etnografía.
Casi la mitad de los autores comprometidos en la obra pertenecen al Antrodevagos. Así se autodenominó la generación 2004 de egreso de Antropología de la Universidad de Chile. El resto de las contribuciones proviene de redes entretejidas con ese grupo. Por ello la bajada del título: del antrodevagos a los caminos de la vida. Pues, de cierta manera, este libro muestra cómo desde un origen común emanan trayectorias personales y profesionales tan diversas, las cuales se anudan con otras.
Una vez reunidos los diecisiete trabajos que componen la obra, su compilador procedió a organizarlas en categorías emergentes: aquellas contraponen un conocimiento local a conocimiento dominante, las que explicitan reflexiones metodológicas, las que convierten un viaje profesional en un viaje personal (o viceversa), las que desmontan prejuicios, las desacademizadoras, las que involucran la corporalidad y afectividad del autor y, por último, las que incluyen humor. Sólo las tres primeras categorías pasaron a convertirse en secciones o cuerpos del libro, las otras quedaron entreveradas esperando que quien recorra el libro pueda encontrarlas.
Ya durante el invierno del 2020 un borrador del libro fue entregado a la Subdirección Nacional de Patrimonio Cultural Inmaterial. Allí se realizó la etapa final del proceso editorial, donde el antropólogo Gastón Carreño asumió parte importante del trabajo.
El libro fue publicado como parte de la colección de Etnografía. Se constituye así en el sexto volumen de la misma, precedido por “Cordero con luche: Etnografías, poéticas y cuadernos de campo” (Riquelme, Olivares y Quiroz, 2020), “En los caminos del lafkenmapu. Relatos etnográficos desde las costas de la provincia de Arauco (1996-2002)” (Jeria, 2019), “El hielo del relámpago. Otros escritos en Antropología Poética” (Olivares, 2018), “Habitar el desierto. Cuadernos de campo de la puna atacameña (1995-2015)” (Morales, 2018) y “Nuestra humilde posmodernidad. Arqueología del pasado reciente (años 90 y poco después)” (Gallardo, 2018).
Finalmente, te pido compartas una invitación para conocer tu publicación.
La etnografía ha pasado a ser parte irrenunciable de la formación profesional en varias disciplinas. Generalmente se trata de un ramo obligatorio semestral al inicio de la carrera. Hay quienes dirán que un semestre es poco, pero no es tanto una cuestión de tiempo sino de intensidad. La etnografía involucra plenamente a quien investiga. Esa persona no reúne información sobre “otros” bajo el pretexto de aprender de ellos, sino que cambia su propia manera de comprender a dicha alteridad y, de paso, de comprenderse a sí mismo. Se hace trabajo de campo para cumplir con un deber disciplinar. Se enseña etnografía para propiciar, en cada estudiante, su transformación en un profesional.
De esa manera, este libro es una guía y una invitación. No es una guía de cómo se hace etnografía, sino de cómo lo han hecho otros y de cómo se puede hacer, sin acotar las posibilidades. Es una invitación a comprender la etnografía de manera compleja: como descripción, como interpretación, como experiencia de conocimiento, experiencia de sanación y experiencia de transformación.
Por lo mismo, es un libro que puede orientar a estudiantes y docentes, pero también a profesionales de las ciencias sociales en general, e incluso de otras áreas, que estén interesados en conocer la etnografía a través de su quehacer y no desde su definición.
Al reunir diecisiete etnografías, se trata de un libro que puede ser leído como un paseo. Con varias opciones para ir y volver, de alargar la estadía o evitar ciertos lugares. Además, reúne experiencias y reflexiones sobre dilemas humanos que solemos visitar de vez en cuando: la muerte, el juego, la identidad, el dolor o la fe.
Es, por lo tanto, un libro busca incidir en sus lectores tanto por el contenido de sus páginas como por la manera en que se desenvuelvan en las experiencias que tengan en su futuro inmediato.