
Investigación Fondecyt liderada por académica UAH analizó el acceso a la educación inicial, las relaciones intergrupales y los desafíos que enfrenta la niñez migrante en Chile.
Comprender cómo se construyen las relaciones entre educadoras de párvulos y familias migrantes, y de qué manera estas inciden en el involucramiento escolar y el bienestar de niñas y niños, es el foco del Proyecto Fondecyt n.° 1221952, “Relaciones entre educadoras de párvulos y apoderados migrantes: ¿qué explica el involucramiento escolar en educación inicial?”, liderado por la académica María de los Ángeles —Marian— Bilbao, del Departamento de Psicología Social Comunitaria de la Universidad Alberto Hurtado.
En este contexto, la Facultad de Psicología UAH realizó una serie de jornadas de charlas tituladas “Migración, relaciones intergrupales y bienestar: el rol transformador de los contextos educativos”, orientadas a profundizar en las variables psicosociales que influyen en el acceso a derechos, la inclusión educativa y la protección del bienestar de niñas y niños migrantes desde la primera infancia.
Las jornadas permitieron abordar, desde la evidencia empírica generada por el proyecto, dimensiones como el involucramiento escolar, el clima de diversidad cultural en los establecimientos y el rol de la sensibilidad intercultural en la relación entre educadoras y apoderados migrantes. Desde esta perspectiva, la educación inicial fue destacada como un espacio clave para intervenir tempranamente en la construcción de relaciones intergrupales más inclusivas y en la reducción de desigualdades asociadas a la migración.
La actividad contó además con la participación de Nekane Basabe, psicóloga de la Universidad del País Vasco y especialista en migración, procesos colectivos y bienestar, quien complementó la reflexión investigativa con un análisis crítico del contexto migratorio chileno y sus efectos en la niñez.
Durante las charlas se profundizó en la problemática del aumento de niñas y niños migrantes que no están siendo escolarizados, principalmente debido a la falta de identificación que les permita ingresar a jardines infantiles. Se destacó que muchos padres y madres migrantes —tanto en situación regular como irregular— desconocen los mecanismos existentes para garantizar el acceso a la educación inicial, situación que no se explica por la falta de cupos, sino por el desconocimiento del funcionamiento del sistema de beneficios sociales en educación.
“Si una persona migrante se encuentra en situación regular en Chile y paga impuestos, ¿por qué no tendría ese derecho? Está en la misma condición que un trabajador chileno. Además, los inmigrantes suelen tener mayor prioridad por su condición de vulnerabilidad, pero muchas personas desconocen esta información”, explicó Basabe.
En el caso de las personas migrantes en situación irregular, se expuso que para acceder a beneficios sociales es necesario autodenunciarse y luego interponer un recurso de amparo, trámite que impide la detención o deportación y, luego, ofrece la posibilidad de obtener la identificación necesaria para niñas y niños. Sin embargo, muchas familias no realizan este proceso, lo que ha contribuido al aumento de derivaciones a residencias, donde existe una sobrerrepresentación de población migrante.
Basabe advirtió que esta situación constituye una forma de discriminación institucional, señalando que “cuando existen políticas sociales que segregan a los grupos, se produce discriminación institucional”, y subrayó la necesidad de avanzar hacia políticas públicas más integradoras en educación y protección de la niñez.
Frente a esta realidad, la experta destacó que existe la alternativa de que cualquier adulto(a) responsable —no necesariamente madre o padre— pueda acudir a las Oficinas Locales de la Niñez (OLN) en calidad de apoderado(a) para gestionar la regularización y el acceso a derechos de niños y niñas.
En este contexto, la investigación liderada por la académica abre un panorama para comprender cómo las barreras de acceso a la educación inicial no son solo administrativas, sino también relacionales y culturales. El proyecto Fondecyt analiza cómo variables psicosociales —como el prejuicio, la sensibilidad intercultural y el clima de diversidad cultural en los establecimientos— influyen en el vínculo entre educadoras de párvulos y familias migrantes, y en el involucramiento escolar desde la primera infancia.
Los resultados muestran que la sensibilidad intercultural emerge como una de las variables con mayor impacto positivo, lo que abre oportunidades concretas para el diseño de intervenciones formativas en contextos educativos. Fortalecer estas capacidades en equipos educativos no solo mejora la convivencia intercultural, sino que también puede facilitar el acceso, la confianza y la permanencia de niñas y niños migrantes en el sistema educativo.