El Director del Departamento de Psicología Social Comunitaria, Jaime Barrientos, asistió el pasado viernes a la entrega de los resultados de la primera Encuesta Nacional de Salud, Sexualidad y Género (ENSSEX).
Se trata del primer estudio realizado desde el Estado que permite conocer las características de salud, sexualidad y género de la población chilena mayor de 18 años desde 1998, año en el que se ejecutó la encuesta Comportamiento Sexual en el Cono Sur (COSECON)-. En la actual encuesta colaboraron con el Ministerio de Salud instituciones como la Universidad Alberto Hurtado, la Universidad de Chile y el Instituto Nacional de Estudios Demográficos de París, Francia para diseñar el instrumento y el analizar sus resultados.
“Los resultados de la Encuesta Nacional de Salud, Sexualidad y Género son fundamentales porque permiten observar cambios en la sexualidad y en las relaciones de género de las y los chilenos en estos últimos 25 años. En primer lugar, yo diría que dentro de los cambios más significativos están las modificaciones en las orientaciones normativas. La aceptabilidad, por ejemplo, de la homosexualidad respecto al año 98 es brutal y en ese sentido arroja un cambio y una transformación importantísima en cómo las personas aceptan la homo-bisexualidad. En segundo lugar, también observamos cambios significativos respecto a las orientaciones sexuales y las identidades de género”, parte explicando el académico.
De acuerdo al documento, se indagó también sobre la educación sexual recibida en la escuela, el uso de métodos anticonceptivos, bienestar mental, sexualidad, violencia de género. Criterios que luego de la presentación de los resultados, fueron discutidos por un panel conformado por representantes de las instituciones que colaboraron con el Minsal.
En la instancia Barrientos expuso acerca de los aspectos contextuales que influyeron en la aparición de ciertas transformaciones, sobre todo, en las referidas a las orientaciones sexuales y las identidades de género: “Hace 25 años había un fuerte conservadurismo en materia de sexualidad y género. Los gobiernos de la Concertación, de una u otra forma, también tenían mucho temor respecto a cierto tipo de abordaje de temas: no había ningún tipo de intervención en materia de educación sexual, no existían ninguna de las leyes de antidiscriminación, divorcio, aborto o matrimonio igualitario, y además había poca experiencia del Estado en materia de realización de grandes encuestas poblacionales. A diferencia del 2022, donde existe un conjunto de leyes que resguardan los derechos como el divorcio, aborto, unión civil, matrimonio igualitario e identidad de género. Vemos que la injerencia de un conjunto de instituciones tenía en materia de sexualidad y género ha ido disminuyendo, y la sociedad se empieza a adaptar a estas transformaciones y a tener posturas mucho más flexibles respecto a un conjunto de temas que antiguamente causaban mucha controversia”, puntualizó.
El Director del Departamento de Psicología Social Comunitaria, Jaime Barrientos, asistió el pasado viernes a la entrega de los resultados de la primera Encuesta Nacional de Salud, Sexualidad y Género (ENSSEX).
Se trata del primer estudio realizado desde el Estado que permite conocer las características de salud, sexualidad y género de la población chilena mayor de 18 años desde 1998, año en el que se ejecutó la encuesta Comportamiento Sexual en el Cono Sur (COSECON)-. En la actual encuesta colaboraron con el Ministerio de Salud instituciones como la Universidad Alberto Hurtado, la Universidad de Chile y el Instituto Nacional de Estudios Demográficos de París, Francia para diseñar el instrumento y el analizar sus resultados.
“Los resultados de la Encuesta Nacional de Salud, Sexualidad y Género son fundamentales porque permiten observar cambios en la sexualidad y en las relaciones de género de las y los chilenos en estos últimos 25 años. En primer lugar, yo diría que dentro de los cambios más significativos están las modificaciones en las orientaciones normativas. La aceptabilidad, por ejemplo, de la homosexualidad respecto al año 98 es brutal y en ese sentido arroja un cambio y una transformación importantísima en cómo las personas aceptan la homo-bisexualidad. En segundo lugar, también observamos cambios significativos respecto a las orientaciones sexuales y las identidades de género”, parte explicando el académico.
De acuerdo al documento, se indagó también sobre la educación sexual recibida en la escuela, el uso de métodos anticonceptivos, bienestar mental, sexualidad, violencia de género. Criterios que luego de la presentación de los resultados, fueron discutidos por un panel conformado por representantes de las instituciones que colaboraron con el Minsal.
En la instancia Barrientos expuso acerca de los aspectos contextuales que influyeron en la aparición de ciertas transformaciones, sobre todo, en las referidas a las orientaciones sexuales y las identidades de género: “Hace 25 años había un fuerte conservadurismo en materia de sexualidad y género. Los gobiernos de la Concertación, de una u otra forma, también tenían mucho temor respecto a cierto tipo de abordaje de temas: no había ningún tipo de intervención en materia de educación sexual, no existían ninguna de las leyes de antidiscriminación, divorcio, aborto o matrimonio igualitario, y además había poca experiencia del Estado en materia de realización de grandes encuestas poblacionales. A diferencia del 2022, donde existe un conjunto de leyes que resguardan los derechos como el divorcio, aborto, unión civil, matrimonio igualitario e identidad de género. Vemos que la injerencia de un conjunto de instituciones tenía en materia de sexualidad y género ha ido disminuyendo, y la sociedad se empieza a adaptar a estas transformaciones y a tener posturas mucho más flexibles respecto a un conjunto de temas que antiguamente causaban mucha controversia”, puntualizó.