(Nuevas) Configuraciones familiares. Familias ensambladas

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Por María de la Luz Mesa, Ps. Universidad Central. Terapeuta Familiar y de Pareja ICHTF. Magíster en Psicología Clínica: Estudios Sistémicos Avanzados de la Familia y Pareja, U. Alberto Hurtado Miembro Honorario del Programa de Atención a Familias y Parejas (CAPS) U. Alberto Hurtado.

Vivimos en un contexto social y cultural que refleja una realidad emergente: la cohabitación o convivencia y las familias ensambladas han pasado a ser parte de lo común y cotidiano en las sociedades occidentales. Al hablar de familias ensambladas se alude a aquellos sistemas de convivencia familiar en que al menos uno de los miembros de la pareja viene de una separación conyugal, viudez o divorcio y tiene, como mínimo, un hijo de una relación anterior. Esta estructura familiar ha sido llamada de varias formas, entre las que se destacan: familias reensambladas, reconstituidas, simultáneas e incluso amalgamadas, términos que se han utilizado indistintamente sin llegar a un consenso.

En este artículo llevamos entre paréntesis la palabra “nuevas” con la intención de dejar en claro que, si bien hoy en día las familias ensambladas son reconocidas y estudiadas en sus características y estructura, antiguamente se encontraban bajo una suerte de negación o de rechazo social, dado que el estereotipo de familia nuclear biparental formada a partir del matrimonio era el parámetro de referencia con el cual las familias “debían” cumplir. Así quedaban fuera de lo “adecuado” las familias cuya estructura familiar era distinta. Dicho modelo regía la mirada y el análisis en las investigaciones del área de las Ciencias Sociales hasta la década de los ‘80´, época en que se comienza a registrar un incremento en el porcentaje de hogares monoparentales, de separaciones matrimoniales, de divorcios y de matrimonios en segundas nupcias en diversos países, lo que dio paso a configuraciones familiares que no calzaban con el estereotipo de familia descrito.

En Chile, ocurrieron cambios similares, los que influyeron en generar la modificación de la normativa de matrimonio civil que incorpora a la figura del divorcio como procedimiento válido legalmente. Hoy en día las familias ensambladas suscitan interés en el campo de la Psicología Clínica, en especial por la particularidad de los procesos que experimentan quienes conviven en esta configuración familiar y por la influencia que los sistemas familiares ejercen, tanto en el desarrollo individual de los seres humanos como de la sociedad en sí, ya que las experiencias vividas por un sujeto al interior de la familia impactan su funcionamiento físico, psicológico y su bienestar general. En el trabajo clínico con familias ensambladas son llamativas las dinámicas de inclusión y de exclusión que se dan entre los miembros de la pareja como forma de manejar conflictos relacionales asociados al proceso de ensamblaje y que, en muchos casos, tienen que ver con la satisfacción/frustración de expectativas puestas en el rol que asumirá el cónyuge a nivel familiar (o parental), y/o con la satisfacción/frustración de expectativas respecto del rol que cada uno espera asumir en distintos ámbitos, entre otros aspectos.

Lo anterior me motivó a trabajar en las “Expectativas de los miembros de la pareja ensamblada respecto del rol del cónyuge en la parentalidad ensamblada, al inicio de la convivencia”, estudio en el que pude conocer y describir las expectativas de los miembros de un grupo de parejas ensambladas en nuestro país y la forma en que sus experiencias han ido evolucionando en las etapas iniciales de su proceso de ensamblaje. El estudio se desarrolló bajo la perspectiva de la metodología cualitativa, utilizando el modelo de la Teoría Fundamentada en los datos. Se realizaron ocho entrevistas individuales en profundidad, de las que se obtuvo información respecto de las características relacionales y de las dificultades iniciales del proceso de ensamblaje. Destaca “la presión de la doble exigencia”, como se le denomina en dicho trabajo, que alude a la urgencia que experimentan los miembros de la pareja ensamblada por tener que responder a las demandas de la parentalidad y conyugalidad de modo simultáneo en el período inicial de convivencia. En este sentido, el estudio da cuenta de la interferencia que las dificultades y tensiones a nivel de la parentalidad ensamblada generaban en el nivel de la conyugalidad; con la distinción de que en los casos en los que el subsistema conyugal era más fuerte y estaba más consolidado los conflictos derivados de la parentalidad ensamblada interferían en menor medida.

Con respecto a las expectativas sobre el rol parental ensamblado, se plantea que hay cierto tipo que favorecería el ejercicio de la parentalidad ensamblada, entre ellas las expectativas que son generales y carentes de exigencias y que consideran el respeto por los ritmos y necesidades de hijastro/a (“hacer las cosas lento con hijastra”), ya que facilitaría la construcción de un vínculo de cercanía y afecto en la configuración astra (Madrastra/Padrastro-Hijastra/o), lo que favorecería la adaptación familiar. En el estudio emerge la relación que se construye en el vínculo astro (Madrastra/Padrastro-Hijastra/o) como un tema de vital importancia para los miembros de la pareja ensamblada, principalmente para quien aporta hijos.

Dentro de los elementos que se plantean como facilitadores del proceso de ensamblaje está la comunicación, no sólo en lo verbal, sino que la comunicación coherente con la práctica parental de cada uno de los miembros de la pareja ensamblada, dado que los sujetos distinguían haber tenido espacios de comunicación y acuerdos no coherentes con la práctica con el consecuente incremento de las tensiones relacionales. También se destaca la importancia del reconocimiento y validación que hace quien aporta hijos respecto del rol que ejerce la madrastra/padrastro, transmitiéndole confianza y dándole espacio para desarrollar su rol parental.

Por último, los casos entrevistados reportaban coincidentemente un mayor nivel de satisfacción hoy con su “vida familiar ensamblada”, explicitando un sentimiento de estar a gusto con la familia que habían logrado construir, luego de haber pasado por etapas de tensión y ajuste inicial.